jueves, 26 de enero de 2012

Deseos ilegibles.




Acostumbraba escribir mis deseos en papelitos, los guardaba entre mis cosas más valiosas, para no olvidarlos.

De vez en cuando reacomodo esas cosas, como buscando algo que me devuelva lo que voy olvidando, o lo que pierdo de vista, o para tomarme el tiempo de comprender y de asumir mi nueva forma de ser y de estar.

Entre estas cosas, salen los papelitos de deseos, por ellos al igual que por mí pasa el tiempo, el que nos va modificando en apariencia, y en contenido; ellos se van volviendo ilegibles, quizá yo también. No me esfuerzo mucho por descifrar los deseos ilegibles, antes no los quería olvidar, ahora procuro escribirlos en la piel y multiplicarlos con el impacto.


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