jueves, 26 de enero de 2012

Deseos ilegibles.




Acostumbraba escribir mis deseos en papelitos, los guardaba entre mis cosas más valiosas, para no olvidarlos.

De vez en cuando reacomodo esas cosas, como buscando algo que me devuelva lo que voy olvidando, o lo que pierdo de vista, o para tomarme el tiempo de comprender y de asumir mi nueva forma de ser y de estar.

Entre estas cosas, salen los papelitos de deseos, por ellos al igual que por mí pasa el tiempo, el que nos va modificando en apariencia, y en contenido; ellos se van volviendo ilegibles, quizá yo también. No me esfuerzo mucho por descifrar los deseos ilegibles, antes no los quería olvidar, ahora procuro escribirlos en la piel y multiplicarlos con el impacto.


viernes, 20 de enero de 2012

Relaciones.



La relación más intensa, genuina, hermosa e importante, es la que establecemos con nosotros mismos.






miércoles, 4 de enero de 2012

Mecánica no compuesta.




A veces sucede que cuando uno se pierde de vista compone a partir de lo ya compuesto.


Foto: Nonantzi M. (Lámina negra en ácido muriático -proceso de grabado-, Técnica Aguafuerte)


domingo, 1 de enero de 2012

La que es hierba.




Escribo lo que sea, sin pretensiones, sin tanto prejuicio y sin tanto cuidado, a veces demasiado para tratar una sola idea que terminan siendo muchas, a veces nada para darle lugar a las acciones, experimentos con la vida.

Escribo tonterías, reflexiones, lo que me parece curioso, sucesos reales o imaginarios, la mezcla de ambos, como suele divertirme más, escribo los desacuerdos, las conciliaciones conmigo, con mi entorno, escribo para conocer o darle forma y fondo a esta, mi estructura.

Escribo lo que nunca te diría ni te diré, porque más vale escribir que vaciarse en costales rotos.

Escribo lo que pienso, mis errores, como pienso, lo que siento, lo que ya no, lo que recuerdo, lo que duele, lo que sueño, lo que realizo, lo inesperado que resulta de mis experimentos.

Escribo triste, enojada, contenta, escribo llorando, escribo y me rio sola de las tonterías que escribo o de lo sínica que me he vuelto ante algunas cosas, escribo confundida, escribo para escapar de alguna actividad a la que me resisto, como a hacer tareas o salir a la calle, entre otras cosas.

Escribo en la tierra, en el viento, en mis sueños, en mi piel, en tus manos, en tu lengua, en los cuerpos del encanto, en cuadernos, en muchos lados, con tinta o sin ella, con razón o sin ella, con intenciones de todo tipo.

Hice un alfabeto personal para escribir aquellas cosas que no quiero nadie lea o no quiero leer en mis recorridos por las otras edades.

Le escribo a Quilla desde los 16 años.

Escribo en mis cuadros.

Siempre le escribo a alguien real, este físicamente, aun no o ya no, como los muertos.

Escribo mas en algunas temporadas sobre todo en las del encanto, ahora escribo mas en Word que en mis cuadernos, me quede en el  7 y extraño mucho mis cuadernos, pero me he dejado atrapar por esto.

A veces me dejo atrapar y no me encanta, aun que me agrada el escapismo, por eso es que quizá lo hago, pintar o escribir me encanta más, escribo desde que era niña, empecé escribiendo “soluciones” a situaciones cotidianas que los adultos hacían un problema, quería recolectar información importante que tal vez podría olvidar con el tiempo, para mí misma cuando fuese adulta, para que otras personas trataran bien a sus niños, para no cometer los mismos errores, para que la vida no dejara de ser divertida… “para no olvidar que alguna vez tuve la solución a todos los problemas del mundo, y las soluciones eran simples”.

Mi primer libretita desapareció, pero recordar los motivos por los que escribía es lo importante ahora, mi niña me hace mucho bien, yo, procuro ser reciproca (tiempo circular).

Desde entonces y hasta ahora, principalmente escribo porque no quiero olvidar algunas cosas, tengo el mal hábito de olvidar, y es peor que mi mala ortografía, y aunque he intentado y hago ejercicios para mejorar ambas no lo he logrado hasta ahora.

Olvidar ha sido una ventaja para mí, en algunos casos, pero olvidar tanto a veces me asusta, pero escribo… para no olvidar.

Escribiendo me cuestiono, me contradigo, me permito, me afirmo, me conozco, me veo como soy, me identifico. También escribiendo escapo, abro otros espacios, en los que me siento cuando no me estoy sintiendo.

Escribir es trazar rutas, es viajar en uno mismo, insisto, sin mapa… uno mismo es el lugar más desconocido que podemos aventurarnos a explorar. Escribir es también desconocerse, ser la extraña mirando a la que no conoce… escribir en caída libre es posible.

Escribo porque imagino que puedo hacer crecer las ideas, porque puedo ver morir otras, y sentirme embarazada de nuevas ideas siempre me tiene muy contenta. No hay mejor estado que el de gestación, (biológica, metafórica y literalmente), con un pie en el cielo y otro en el suelo, y en la mente el toque de caos que tanto me atrae.

Escribo cualquier cosa, cada vez con algo menos, prejuicios, y cada vez con algo más, el valor que le concedo a lo que me voy hallando en la exploración de mi misma, porque no hay mas motivo para conocerme que el de seguir permitiéndome hacer lo que me da la gana, cada vez mejor, saberme me permite percibir del mundo más sabores de los que llegue a pensar, ayer.

Hay todo un mundo por explorar, el vehículo lo traemos puesto, y el camino lo podemos inventar.

TRAZAMOS


Foto: Nonantzi ("La que es hierba" RECORRIDO EN DIAGONAL 2008-2011)